Panorama político de Vaca Muerta

El shale gas del 2023 ayuda a la macro y sostiene el crecimiento

Las productoras ofertaron los volúmenes para el nuevo Plan Gas a valores actuales. El debate del GNL en el Congreso es una oportunidad para comprobar en hechos lo que se declama a los dos lados de la grieta. 

El shale gas del 2023 ayuda a la macro y sostiene el crecimiento
Una trabajadora en el bloque de shale gas Fortín de Piedra (Tecpetrol).
Una trabajadora en el bloque de shale gas Fortín de Piedra (Tecpetrol).

Las ofertas presentadas por las productoras para las nuevas versiones del Plan Gas plantean un escenario de afianzamiento de la producción de Vaca Muerta hacia el 2028, y suman ciertos márgenes de estabilidad respecto de la provisión del recurso: en medio del descalabro económico y los compromisos con el FMI, el país contará con nuevos volúmenes a un valor muy inferior respecto de los vigentes en el mercado del GNL que presiona a las economías de todo el mundo.

Por añadidura, en la letra chica vinculada a la economía local, las nuevas versiones del estímulo a la producción consolidarán la veta de crecimiento de los principales bloques de Neuquén, el sendero de suba de las regalías provinciales (40% de los fondos del presupuesto 2023), y los niveles de actividad de otros sectores que reciben los beneficios del auge de Vaca Muerta.

No es poca cosa, en el mar de incertidumbres en el que navega la coalición oficialista que llevó a la presidencia a Alberto Fernández.

El miércoles la subsecretaría de Hidrocarburos de la Nación dio a conocer el resultado de la convocatoria de las versiones 4 y 5.1 del Plan Gas. 

Con el gasoducto Néstor Kirchner en marcha, buscaba obtener la producción que necesitará cuando esté operativo. Son unos 14 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) para el invierno próximo. Consiguió ofertas por 18 MMm3/d a valores similares a los vigentes y por debajo del tope planteado en el concurso: 3,41 dólares por millón de BTU (MBTU). Al mismo tiempo, logró asegurar la continuidad de un bloque de 70 MMm3/d a a un precio similar a los actuales (3,54 dólares), parte del gas que consumen millones de Argentinos, en condiciones que se extenderán hasta el 2028, y que permiten un reaseguro en un momento en el que buena parte del planeta se pregunta cómo sobrellevar el costo récord del gas que rige desde la salida del peor tramo de la pandemia, un contexto que se dio de lleno con la guerra de Rusia y Ucrania-OTAN.

Durante el invierno, Argentina pagó cargamentos de GNL a través de ENARSA, el gas que complementa la producción doméstica, con precios que oscilaron entre los 27 y los 40 dólares por millón de BTU.

De este modo el país logra una contribución sustancial desde Vaca Muerta, posible por el avance en la curva de conocimiento de las productoras, que, como se viene diciendo en esta columna, alcanzaron metas significativas en plena pandemia, lo que les permite lidiar con precios más bajos y seguir consiguiendo rentabilidad. Con el despegue de la demanda posterior a la llegada de las vacunas del COVID-19, fue evidente que podían competir gracias a la mejora impulsada por un puñado de ingenieros en los últimos años.

La otra noticia importante de la semana la dio el ministro de Economía Sergio Massa, que participó del seminario Propymes del Grupo Techint. En ese escenario propiciado por el holding que desarrolló Fortín de Piedra, el yacimiento de shale gas que cambió la ecuación de la disponibilidad del recurso en Argentina en solo dos años, dijo que el gobierno nacional enviará al Congreso el proyecto de ley del marco regulatorio para la producción de GNL y que será en sesiones extraordinarias.

Es sustancial: las productoras esperan hace años contar con un camino certero para, además de invertir miles de millones de dólares, poder girar utilidades al exterior, si es que el país espera un crecimiento tan importante como para que Argentina incursione en algún momento de la próxima década en las exportaciones a gran escala del gas licuado.

La Embajada de Estados Unidos y la Unión Europea vienen pidiendo esta ley que ponga en claro esa ruta, que en buena medida es la que impide un salto más significativo de la producción desde el comienzo del 2018, cuando era evidente el tipo de restricción externa que impactaría en Argentina en los años subsiguientes, ciclo que se extiende hasta el momento actual.

Como se informó, esa aspiración de máxima para el shale gas tiene escalas previas y paralelas: una de ellas es la salida hacia Brasil. El anuncio del financiamiento para el segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner con fondos del Banco de Desarrollo Brasileño parecería ir en esa línea, la de apuntalar con excedentes de producción la provisión que buscará el principal socio comercial de Argentina en medio de la declinación del gas de Bolivia, y los altos precios internacionales, otro factor de preocupación que acelera el incentivo a la producción neuquina para garantizar el gas para parte del norte del país.

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