La experiencia de Aconcagua

Cuáles fueron los resultados de un acuerdo que marca el futuro del traspaso de áreas convencionales

El balance de la venta de áreas de Vista a Aconcagua Energía hoy revela un notorio incremento de pozos en producción y empleo.

Cuáles fueron los resultados de un acuerdo que marca el futuro del traspaso de áreas convencionales
Si bien Vaca Muerta será el motor de desarrollo, los yacimientos maduros pueden seguir dando oportunidades en distintos puntos del país.
Si bien Vaca Muerta será el motor de desarrollo, los yacimientos maduros pueden seguir dando oportunidades en distintos puntos del país.

Hace un año la empresa Vista le vendió a la local Aconcagua Energía sus operaciones de petróleo y gas natural convencional en las provincias de Río Negro y Neuquén, en un modelo de acuerdo que hoy es considerado referencia para el futuro de decenas de áreas maduras que buscan operadores adecuados para reanimar el declino de la actividad fuera de Vaca Muerta.

Aquel entendimiento incluyó el traspaso de las áreas Entre Lomas, Jarilla Quemada, Charco del Palenque, Jagüel de los Machos y 25 de Mayo-Medanito, por las cuales Aconcagua desembolsó un monto superior a los US$ 25 millones, y comprometió el 40% de lo producido mensualmente en las mismas hasta alcanzar volúmenes fijados en base al potencial de los bloques.

Vista se anticipó a una situación que hoy se sigue con atención en la industria local, y decidió hace un año desprenderse de sus operaciones en el convencional para focalizarse en Vaca Muerta. Para eso salió a buscar oferentes al mercado con un modelo de contrato por el cual el adjudicado debía hacer frente a un bono dinerario de entrada y, a la vez, un pago en producción, tanto en petróleo como en gas, por un volumen determinado acumulativo mensual.

En un proceso con sus propias características, YPF que está ofreciendo 55 áreas distribuidas en 8 provincias, para lo cual explora empresas locales e internacionales que puedan ingresar al negocio con un esquema operacional y financiero adecuado a las áreas ofrecidas, una operación que la conducción de la firma pretende esté concluida en septiembre.

Como anticipo de lo que hoy se discute en la industria, aquella primera experiencia ya permite sacar las primeras conclusiones. Leonardo Deccechis, Ceo y Socio Fundador de Aconcagua Energía Servicios, puso en cifras los resultados de este primer año de operación de las áreas, las cuales fueron entregadas con 589 pozos en extracción efectiva y 331 pozos parados, lo que permitía a marzo de 2023 una producción de 1042 m3/diario de petróleo y 453 m3/d de gas.

A cifras actuales, Aconcagua logró reactivar en doce meses 142 pozos y alcanzar una producción de casi 1100 m3/d de crudo y ahora 650 m3/d de gas. “En este tiempo no solo se logró frenar el declino del campo que merodeaba el 12% anual, sino que se alcanzó prácticamente un 5% más de producción al final del primer año, un resultado importante en campos convencionales marginales”, explicó el Ceo de la empresa de servicios del Grupo Aconcagua.

“Eran pozos que por la productividad individual, en lo económico de la compañía anterior no hacía sentido intervenirlos y reactivarlos. Pero dentro de esos 300 pozos parados hay muchos que por nuestro modelo de negocios se tornaron económicos y esos son los pozos que con un plan de choque pusimos en marcha en los primeros diez meses”, precisó Deccechis, quien tuvo la responsabilidad de gerenciar y administrar yacimientos no convencionales tales como, Loma Campana (YPF-Chevron), La Amarga Chica (YPF-Petronas) y Bandurrias (YPF-Schlumberger).

Los resultados de la nueva etapa

Ahora la empresa de capitales nacionales fundada en 2017 por los ex YPF Diego Trabucco y Javier Basso, afronta “una segunda etapa donde se impone ir por los siguientes pozos que ya son de mucho menor productividad y que hay que encontrar la lógica económica para poder reactivarlos. Pero mientras tanto la compañía sigue con los compromisos de inversión y perforación de pozos”.

Es que además de reactivar 142 pozos, también se hicieron cuatro pozos, dos de gas y dos de petróleo, además los trabajos de workover y reparaciones de los que ya estaban en marcha, lo que contribuyó a un ramp up prácticamente lineal de los 600 casi pozos iniciales a los actuales 740.

Internamente, Aconcagua logró estos primeros resultados exitosos a partir de un modelo de gestión que le permite poner esos campos en valor, donde prácticamente el 80% del costo es operativo, por lo cual resulta clave operar con servicios propios. “Lo que hicimos fue internalizar muchos de los contratos que estaban tercerizados, y subir equipos propios. Esto implicó que en la cuenta total para la zona de Catriel, en el término de un año y medio, se incorporaran 140 personas por sobre la dotación ya existente gracias a subir un workover y un perforador propios más algunas otras áreas de staff que estaba necesitando”, apuntó Deccechis.

Entonces el impacto de este movimiento adicional en el primer año fueron de casi 30 millones de dólares, entre inversiones y gastos que fueron volcados en la zona de influencia de las áreas, lo que Deccechis asegura que es “dinero y generación de empleo que de otra manera no hubiera tenido posibilidad de de concretarse dado el interés que estaba teniendo Vaca Muerta”.

Las oportunidades de los campos convencionales

Se puede afirmar que la primera experiencia de traspaso de áreas convencionales de una petrolera grande decidida a enfocar sus esfuerzos en Vaca Muerta hacia una de mediano porte derivó en un movimiento en el que todos ganaron.

“Vista no solo tienen los ingresos en dólares y de gas y petróleo por los próximos años, sino que además la acción pegó un salto por este deal porque el mercado interpretó que se estaban enfocando en en el negocio más rentable y no iban a perder eje de eso. Por otro lado, a nosotros claramente nos permite acceder a un salto de escala operativo importante, por lo que también fue beneficioso para Aconcagua”, enumeró el ejecutivo.

Pero en procura de sostener el impacto social positivo de la actividad, Deccechis señaló que “también fue beneficioso para la provincia porque recupera actividad en estos yacimientos, logra detener el declino y tener un poquito más de producción este, y para la región 140 nuevos puestos de trabajo genuinos”.

Es que la experiencia de este traspaso de áreas quizás no tenga la explosividad que representa cualquier locación en Vaca Muerta, pero sirven para contener una situación general, y suma su aporte que el vector de crecimiento energético tome vuelo y pueda convertirse en un factor de desarrolló para la cuenca, la provincia y todo el país. El no convencional será el motor de desarrollo pero también es necesario no dejar morir estos yacimientos maduros que pueden seguir dando oportunidades para compañías y trabajadores.

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