Shale gas

Vaca Muerta y la ruta brasileña como forma de expansión

Tres expertos analizan cuáles son los proyectos viables y las condiciones para llegar a ese enorme mercado de la región.

Vaca Muerta y la ruta brasileña como forma de expansión
Central Térmica Uruguaiana (Brasil).
Central Térmica Uruguaiana (Brasil).

 

La búsqueda de mercados importantes para la creciente producción de shale gas de Vaca Muerta tiene a Brasil en la primera línea, por los volúmenes que ese país requiere para alimentar sus principales cordones industriales. La idea ya fue varias veces mencionada por el presidente Jair Bolsonaro, la más reciente de ellas en ocasión de reunirse con industriales paulistas semanas atrás cuando dijo que los diálogos están “bastante avanzados” con la Argentina para llevarles el gas de Vaca Muerta.

La idea en discusión en los últimos años prevé la construcción de una red de gasoductos que permita unir el sistema argentino con el sur brasileño, en particular los polos industriales de las ciudades de Porto Alegre y San Pablo, una propuesta que de acuerdo a los proyectos en discusión podría significar una inversión de más de US$ 3.500 millones y unos 1.400 kilómetros de ductos.

El asunto fue motivo de varias reuniones del Secretario de Energía, Darío Martínez, y del entonces embajador en Brasil Daniel Scioli, quienes exploraron el compromiso que funcionarios y empresarios del vecino país podrían asumir para transformar ese interés en contratos en firme que aseguren la demanda necesaria para tal inversión. Es que así como la Argentina requiere nuevos mercados para el gas incremental que se espera ofrezca la formación neuquina, Brasil también tiene necesidades energéticas insatisfechas, por lo que hace a la idea viable en lo técnico y lo económico. 

Álvaro Ríos Roca, socio director de Gas Energy Latín América, explicó que “la producción gasífera de Bolivia -histórico proveedor de Brasil- está declinando en los últimos años y no hay descubrimientos en los reservorios convencionales que permitan pensar que la situación mejorará en el mediano plazo”.  Así, la producción boliviana pasó de picos de 61 MMm3 diarios a los actuales 41 MMm3 y en declino, lo que mantiene ociosa buena parte de la gran infraestructura de compresores y ductos construidos para abastecer a Brasil, mercado con el que tiene contratos originales por 30 MMm3 diarios pero que no alcanza a cumplir con 20 MMm3.

Para el consultor y ex Secretario ejecutivo de OLADE y ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia, los problemas de generación eléctrica que afrontó la región el año pasado y primeros meses de 2022, sumado a los altos precios del Gas Natural Licuado y la retracción del suministro de Bolivia, dificultaron el abastecimiento de la demanda brasileña, contexto en el cual el gas de Vaca Muerta surgió como una gran oportunidad.

Como alternativa al mega proyecto de construcción de una nueva red de gasoductos binacional, Ríos Roca propone “aprovechar la infraestructura existente, revertir en el norte de la Argentina el gasoducto de Transportadora Gas del Norte (TGN) para permitir el fluido del gas de Vaca Muerta hacia Bolivia para llegar fácilmente a Brasil, porque los ductos entre estos dos países están quedando vacíos”.

Esa idea ya había sido planteada meses atrás por el presidente de TGN, Daniel Ridelener, al participar en la exposición Argentina Oil & Gas en Buenos Aires, donde planteó utilizar los yacimientos ya vacíos de Bolivia para almacenamiento del gas neuquino y desde allí abastecer a la zona central de Brasil a la cual no llegan los gasoductos argentinos.

Brasil también hoy presenta un contexto diferente al de algunos años atrás, ya que cuenta desde mediados de 2021 con Ley del Gas cuyos cambios regulatorios apuntan principalmente a abrir y desconcentrar el mercado local al reducir el casi monopolio de Petrobras en favor de las empresas productoras, importadoras y comercializadoras. Este nuevo mercado pretende incrementar la participación del gas en la matriz brasileña y bajar sus precios para dotar de mayor competitividad.

En ese sentido, Ezequiel Mirazon, socio de la consultora global PWC, señaló que “Brasil está en crecimiento hace mucho tiempo y genera una necesidad energética mayor, y a la vez se suman los compromisos que las empresas están tomando en forma individual para mejorar sus emisiones bajo las metas net zero emision. Muchas que utilizan combustibles líquidos como el gasoil, el fuel oil y otros derivados empiezan a pasar a energías renovables pero en ese camino de transición miran las ventajas que ofrece el gas argentino”.

Para Mirazon, haciendo honor a la integración energética regional de décadas atrás, “se puede avanzar mucho en la complementación con Bolivia y Brasil, afianzando situaciones relevantes como la estabilidad política y económica, la decisión de integrarse y trabajar de manera cooperativa, contar con marcos regulatorios compatibles y fortalecer las infraestructuras”. 

“Es clave que la Argentina reduzca sus riesgos, que como país ofrezca la estabilidad jurídica que transmita la tranquilidad a los inversores que buscan un marco que permita confiar a largo plazo para atender la demanda de Vaca Muerta para incrementar su producción e infraestructura orientada a la exportación y sea por ductos o como GNL”. 

Finalmente el socio de PWC se refirió a la necesidad de que la Argentina avance hacia la normalización de su mercado energético lo que requiere que los precios sean cada vez más desregulados y se convierta en un mercado transparente que acompañe al mercado internacional convergiendo hacia indicadores de referencia como el Henry Hub o el Brent, lo que facilita a pensar contratos al menos a 10 años de plazo.

Para Juan Bosch, Director de Negocios Internacionales de SAESA, empresa que opera en los mercados de gas natural, renovables y servicios petroleros, destacó que “Vaca Muerta es atractiva para el sur de Brasil por la relativa sencillez de la interconexión y porque podría beneficiarse con energía mucho más limpia y competitiva de la que hoy cuenta, para desarrollar su industria. Esto es algo conocido hace muchos años y la Central Térmica Uruguaiana es un claro ejemplo. Se construyó un gasoducto, una central térmica, instalaciones de interconexión eléctrica fundados sobre esta realidad de conveniencia mutua energética, y esas inversiones fueron concebidas como un primer paso hacia una interconexión más robusta”.

“Es necesario volver a pocas reglas claras, simples y estables para permitir que estas inversiones revivan y se amplíen, en beneficio de ambos países. Y sobre todo, de la generación de industria, desarrollo, empleo, divisas y valor agregado para nuestra Argentina”, explicó el directivo que tuvo entre sus responsabilidades la gestión de la Central Térmica en territorio brasileño.

Bosch también se refirió a la transición energética en general, y de Brasil en particular como un dato central del análisis: “Lejos de desincentivar al gas natural, lo potencian como el energético estable, previsible, competitivo y mucho más sustentable que alternativas como carbón o combustibles líquidos, para viabilizar esta transición sin sobresaltos. La oportunidad para el gas argentino es ahora. No estará disponible eternamente: los recursos que no explotamos y comercializamos hoy, nadie nos asegura que podremos explotarlos en 15 años. Pero hoy tenemos una gran oportunidad de que, una vez más, Argentina sea un jugador relevante en el juego energético regional como un proveedor de soluciones de energía ágiles y competitivas, tanto a nuestros vecinos como a terceros países”.

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