Panorama del no convencional neuquino

Vaca Muerta cerrará el 2023 con 420 pozos perforados en pleno impulso del shale oil

Para el analista Luciano Fucello, después de un 2024 de transición, el 2025 podría darse el salto de crecimiento si se dan las señales que pide la industria.

Vaca Muerta cerrará el 2023 con 420 pozos perforados en pleno impulso del shale oil
"Los planes para el 2024 se mantienen con inversiones en cerca de los 10.000 millones de dólares", dijo Luciano Fucello.
"Los planes para el 2024 se mantienen con inversiones en cerca de los 10.000 millones de dólares", dijo Luciano Fucello.

Más allá de que el cambio de Gobierno nacional el próximo 10 de diciembre suma incertidumbre al futuro inmediato de Vaca Muerta, la actividad tiene las bases desarrolladas como para continuar su sendero de crecimiento hacia el 2030. Y todo indica que esa perspectiva está garantizado aún cuando no se conocen las líneas propias que darán a conocer el designado ministro de Infraestructura Guillermo Ferraro y su seguro secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo.

Una rápida radiografia de la industria en el no convencional neuquino permite identificar que 2023 culminará con 420 pozos perforados, 280 de ellos a la ventana de shale oil, unas 14.000 etapas de fractura, con 37 equipos de perforación y nueve de fractura activos, e inversiones por unos US$8.000 millones, en lo que es un salto de productividad notorio de los últimos años.

Ante este escenario, el Country Manager en NCS Multistage y cofundador de la Fundación Contactos Energéticos, Luciano Fucello,  planteó la idea de que 2024 va a ser un período de transición clave, durante el cual será muy importante consolidar las bases para un crecimiento sostenido para lo que resta de la década, a partir de 2025.

En los proximos 12 meses se debería avanzar en incrementar en las obras de capacidad de transporte de gas y petróleo, traer más equipamiento, contar con mayor cantidad de personal especializado, mejorar la infraestructura logística, y en la medida que la macroeconomía lo permita lograr la apertura del cepo de divisas y acercarse a los precios del mercado internacional.

“La transición no empieza el 10 de diciembre sino que comenzó a mitad del 2023, ya desde julio y agosto se ve una desaceleración, una incertidumbre muy pronunciada en lo que es la actividad futura. Ahora bien, los planes para el 2024 se mantienen con inversiones en cerca de los US$ 10.000 millones con una previsión general a que de acá al 2027-2030 se alcancen inversiones por entre US$ 13.000 y US$ 15.000 millones por año”, explicó el analista. Ese panorama inicial permitiría completar el año próximo los 435 pozos perforados, 290 a petróleo, para dar el salto de un tercio extra en 2025 con 600 pozos, 450 de ellos dirigidos al shale oil.

Pero Fucello aclara que “todo esto va a depender de muchos factores, de cómo evoluciona la transición y un par de cuestiones técnicas, entre ellas la restricción en la disponibilidad de equipos de perforación, porque en cuanto a los sets de fractura los que hay disponibles, con avances o modificaciones tecnológicas como el dual frack, podrían tener un incremento del 30% más productividad”.

Ese tendencia de actividad ya se venía registrando en los últimos cuatro años cuando se pasó de las 6.400 etapas de fractura en 2019 a 3200 en 2020 -por la afectación directa de la pandemia-, luego en 2021, de la mano de la eficiencia creció a más de 10.000 etapas; unas 12.500 etapas en 2022; para cerrar este año en torno a otras 14.000, y en 2024 más de 18.000.

En una industria en la que se viene trabajando fuertemente en hacer pozos más largos, logrando más cantidad de etapas por día, indicaría que aún así estarían faltando unos cuatro o cinco equipos más para poder equiparar la actividad de perforación con lo que es la actividad de terminación de etapas de fractura.

“Entonces -agregó-, el aumento de la actividad se espera para la segunda mitad de 2024, específicamente por la falta de equipamiento ya de dimensiones mucho más grandes, pero también a la espera de la finalización de los proyectos de ampliación de los oleoductos ya en marcha como la duplicación de Oldelval, la apliación del Oleoducto Trasandino y en gas la reversión del Gasoducto Norte que va a llevar el gas de Vaca Muerta de Neuquén al norte del país”.

Resueltos los primeros cuellos de botella, y esperando que las compañías sostengan el foco en el petróleo, se abre el momento de llegar en los próximos dos a tres años a la producción de un millón de barriles diarios lo que va a permitir generar las divisas que necesita la macroeconomía para su estabilización y revertir la balanza energética de la mano del crudo, hasta tanto el gas rompa la limitación por los gasoductos y hasta que no haya un plan de exportación de LNG.

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