Panorama político de Vaca Muerta

En modo campaña, el MPN acelera en el juego de las diferencias 

El contexto nacional es tierra fértil para el candidato Koopmann. Figueroa, que critica a dos puntas, mide los tiempos para su candidatura.

En modo campaña, el MPN acelera en el juego de las diferencias 
Koopmann, el vice que busca ser gobernador.
Koopmann, el vice que busca ser gobernador.

Es otro capítulo de la saga del pretexto perfecto. En algún momento, fue el decreto que fijó el precio del crudo a la baja durante el largo epílogo del gobierno de Cambiemos, aquella caída libre macroeconómica que ponía en suspenso a la economía, y con ello las obras de infraestructura centrales para Argentina, por más licitaciones lanzadas que hubieran. Es sabido que la buena voluntad y los decretos no construyen por sí solos sistemas de transporte de hidrocarburos.

Hoy los signos de interrogación sobre el gasoducto Néstor Kirchner, en la face surrealista del parcelamiento del Frente de Todos, no hacen otra cosa que darle argumentos a esa postura-ostentación del MPN en el poder, aquel que conducen Jorge Sapag y Omar Gutiérrez, que dio otro paso en su afán de diferenciarse de los partidos nacionales. El contexto es tierra fértil adicional para instalar su candidato a gobernador, Marcos Koopmann, el actual vice.

Esta vez fue en Zapala, en el centro de la provincia. Con el argumento de lanzar un plan de gobierno para el período 2020-2030, congregó a unos 2000 dirigentes del sector azul de 57 localidades, pueblos y parajes.

Parte del juego había quedado expuesto en el acto de Villa El Chocón, en abril pasado. El día en el que Koopmann fue ungido y Omar Gutiérrez quedó convalidado como presidente del partido por otros cuatro años, uno de los lugares desde los que estará presente en la política neuquina cuando ya no sea gobernador. Fue el día en el que también Sapag dijo que era candidato a convencional. Todos saben en el MPN que fue la forma modesta de decir que presidirá la Convención partidaria, uno de los estamentos de conducción del partido, que lleva 60 años en el poder. Habrá una convocatoria formal para renovar autoridades, pero difícilmente alguien se presente a disputar la conducción, por lo que todo se resolverá muy posiblemente en el plano de las formalidades de la convocatoria.

En buena medida, la de Zapala fue una tribuna que, por el contexto nacional, ofreció como pocas veces antes una plataforma para el discurso clásico del MPN. El de “Federalismo” versus el “Centralismo” (y los límites ampliados o acotados entre uno y otro que se modifican según los tiempos y la buena o mala vibra que despierte en la mesa chica del partido neuquino quien esté en La Rosada y su zona de influencia). 

También, como pocas veces, hay razones que asisten al partido de gobierno. La seguidilla de sucesos argentinos de los últimos 10 días, a uno y otro lado de la grieta nacional, parecen actuar de comprobación fáctica de la retórica emepenista.

“Nuestra prioridad sigue siendo la defensa de Neuquén y los partidos nacionales, como siempre ha ocurrido a lo largo de nuestra historia; se quieren quedar con los recursos de todos los neuquinos y neuquinas, como lo hicieron en su momento cuando nos sacaron la Tarifa Comahue de energía eléctrica para favorecer a Buenos Aires”, dijo el candidato Koopmann. “Vienen a la provincia a hacer turismo político y a decirnos cómo tenemos que gobernar. Si tienen la receta mágica por qué no se ocupan de resolver el problema de la inflación”. 

Hay más: “Ellos están preocupados por quién tiene la lapicera, pero no la usan para solucionar las graves dificultades que tienen los argentinos”.

Gutiérrez, en un año en el que se palpita la sucesión de gobierno en la provincia y en el país, dijo que “el futuro de Neuquén está en juego” y subrayó que “no por estar en el poder, nos tenemos que dormir”.

Sapag respondió un latiguillo de los partidos opositores en Neuquén: “Cuando nos preguntan si no sería buena la alternancia en la provincia después de 60 años, yo les respondo que si nos manejamos por lo que fue la alternancia a nivel nacional, la experiencia no le ha dado demasiados buenos resultados al país”. 

Recordó parte de lo que ya había dicho: “Ahora vienen a Neuquén y nos quieren dar clases sobre Vaca Muerta y me acuerdo que cuando empezamos nos decían que estábamos locos. ¿Qué sería hoy del país sin Vaca Muerta?”, agregó. “Hoy Neuquén produce el 65% del gas y el 35% del petróleo de toda la Nación”. “Si nos quieren ganar una elección sería bueno que empiecen a hablar de ellos”, sentenció Sapag, que fatigaba conferencias de prensa a fines de la primera década de los años 2000, mencionando lo que por entonces era una entelequia, los desarrollos no convencionales.

Al mismo tiempo, a unos 1100 kilómetros de distancia, Matías Kulfas le decía a la Justicia Nacional que todo aquello que puso en tensión la concreción del gasoducto Néstor Kirchner había sido parte de un cruce político. Que sólo había sido una respuesta a la vicepresidenta Cristina Fernández por meterse con la órbita de su ministerio. 

En Estados Unidos, el presidente Alberto Fernández decía que el ex ministro de Desarrollo Productivo había sido “muy bueno”, y que sólo había tenido “un error”. Ese que podría poner en riesgo la obra de infraestructura más grande de los últimos 40 años en Argentina, una forma de expandir los mercados para Vaca Muerta y evitar un descalabro macro aún mayor en los dos próximos años con la compra de GNL a valores históricos en el exterior. 

 

                                

Figueroa, la diferencia en la diferencia

Una de las preguntas en los andariveles de la política en la provincia que define las concesiones en Vaca Muerta, es, sin más, la de quién se le atreverá al omnipresente aparato del gobierno provincial, alimentado con los recursos de una economía que discurre al ritmo de los mejores momentos de la producción de crudo y gas en 20 años. Acaso el nombre que más quiere y que más se menciona es el de Rolando Figueroa, el diputado nacional que ganó las PASO al oficialismo y desató la foto obligada del consenso momentáneo antes de las elecciones generales de medio término que lo catapultaron a una banca del Congreso.

En una entrevista con AM550, el legislador, que acaba de pedir la boleta única de papel para las internas partidarias, se refirió a una eventual candidatura para gobernador: “A mí me halaga el sentimiento y la sensación que hay en la calle. Cuando llegue el momento oportuno, no le voy a escapar a esa responsabilidad”, dijo, ante una pregunta sobre su posible postulación. 

Por otra parte, se hizo cargo del latiguillo de la falta de gas en sectores residenciales en la provincia cruzada en un 60% por la segunda formación no convencional de shale gas del mundo. Esa crítica que suele ser de sectores de izquierda (la falta de gas en la provincia que por definición es el gas), que al mismo tiempo le permite, sí, también a él, diferenciarse de un gobierno provincial que se regodea en los indicadores macro atados a la producción petrolera y gasífera. 

Fue a la salida de una semana con uno de los cortes de tránsito más duros que recuerde la capital provincial. El Frente de organizaciones en lucha, FOL, obstruyó dos días la circulación en horas pico el centro de la ciudad, reclamando “trabajo genuino”, planes sociales, gas en garrafas para miles de vecinos que no tienen conexión domiciliaria, que no llegan a fin de mes, y que soportan las bajas temperaturas de este tramo del año con leña o lo que pueden. 

Criticó a dos puntas, en rigor. Primero al gobierno nacional: “Es un papelón el que estamos viviendo. Idas y vueltas para los ductos que son necesarios para la República. Y la imposibilidad de hacer obras públicas, ante una necesidad incipiente respecto de la posibilidad de sacar el gas de Vaca Muerta”. 

Pero además, agudizó la crítica sobre el contexto local: “También existen unos ductos que deben construirse y que son dentro de la propia provincia de Neuquén. No podemos concebir que cuando queremos vender gas al país y exportar, existan neuquinos sin gas. En Añelo, en Vaca Muerta. Es falta de una visión política. Cinco grados bajo cero y hay gente que no tiene gas. Neuquén es una provincia rica donde la gente tiene carencias”. 

 

Hacerlo todo mal con esmero

Ya se sabe: la novela del off filtrado de Kulfas, que adolecía de conocimientos técnicos sobre lo que criticaba, culminó con una desaceleración fulminante. Frases con freno de mano ante la Justicia. “No me consta que haya delito”, dijo sobre una licitación, la de las tuberías para el troncal de Vaca Muerta, que, parece haber una amplia coincidencia, no fue direccionada sino producto de una única oferta. 

No había sumado para el crítico contexto la respuesta, a través de la web de Enarsa (la misma donde se publican las licitaciones del tendido), a la carta de renuncia del ministro, texto en el que se rasgó las vestiduras por el despilfarro de subsidios a la energía y enlodó buena parte de la gestión que juró apuntalar durante su paso por el gobierno.   

La oposición no lo resistió, y tampoco se quedó atrás. Hay algo que se suele saltar la grieta del FdT y Cambiemos, y es Vaca Muerta. Nadie podría oponerse a la necesidad de despejar dudas en torno a esos primeros momentos. Pero a nadie escapa que el ingreso del gasoducto en el terreno de la Justicia, también es una forma de demorar lo ya demorado. Quizás, solo quizás, una vez más, la necesidad tenga cara de hereje. El gobierno que llegue en el 2023, necesitará de ese gasoducto si es que no quiere atravesar una pesadilla aún más profunda en el frente externo. No deja de ser llamativo que la posibilidad de una pesadilla sea el argumento central para sostener las chances de que ese gasoducto se construya. 

 

 

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