Vaca Muerta: el gas como clave económica en plena transición

La convocatoria a licitación para el tramo dos del Gasoducto Néstor Kirchner es un paso más en el itinerario de crecimiento del shale gas de Vaca Muerta. Se trata del tendido que permite proyectar la llegada de más volúmenes hacia el norte argentino, y perfilar la chance de un salto exportador adicional. Eso podría implicar un significativo ahorro adicional, al margen del que ya cosechó el gobierno argentino en 2023, producto de la puesta en marcha del primer tramo entre Tratayén (Neuquén) y Salliqueló.

Energía Argentina Sociedad Anónima (ENARSA) hizo el llamado a licitación en una jornada caliente, en la que se multiplicaban en parte del país, y con intensidad variable, la foto de conductores que buscaban cargar combustibles, en un escenario en el que en algunas provincias hubo límites en las ventas.

Esos faltantes tuvieron origen en varios factores. Uno estuvo dado por las paradas técnicas de plantas refinadoras. Lo más ampliamente conocido son las restricciones para los dólares de importación a los que deberían acceder parte de las comercializadoras que completan su producción local con una cuota adicional de compras en el exterior.

En principio, ese límite habría quedado zanjado. El gobierno nacional dio a conocer, junto a las principales refinadoras del país, la importación de 10 barcos de combustibles. Con eso busca aliviar el impacto sobre la demanda de naftas, un nervio sensible para millones de argentinos camino a las elecciones del 19 de noviembre. Habría cuatro buques con parte de las compras al exterior que podrían estar descargando en el comienzo de la semana que viene su stock en la provincia de Buenos Aires, según informaron fuentes del mercado de la refinación.

Se trata de las dos caras de este momento del sector energético: Vaca Muerta empujando un proceso de incremento de la producción inédito de gas y petróleo no convencional, que ya impacta en un ahorro en la balanza comercial energética, producto de las exportaciones desde Neuquén, pero que todavía es insuficiente para acumular reservas que permitan esquivar de mejor modo el frente externo, más aún luego de la serie dada por el endeudamiento sideral con el FMI, pandemia, altos precios mundiales y sequía con impacto en el complejo agroexportador.

Hacia el año próximo, esos efectos positivos por mayor producción, exportaciones crecientes y baja de las importaciones, deberían ser más notorios, si la opción política que llegue a La Rosada sostiene la voluntad actual de colocar al sector energético como clave económica del futuro. Mientras que para el candidato de la Libertad Avanza, Javier Milei, en las horas previas del respaldo macrista posterior a su derrota del domingo pasado había que “vender” (sic) Vaca Muerta (¿lo seguirá sosteniendo?), Massa anticipa que el shale, bajo una presidencia suya, expresaría parte del desarrollo económico de las décadas venideras.

Entre tanto, el gas marca el rumbo de ese camino cruzado por los interrogantes. No solo por los récord históricos de producción en Neuquén: ayer Enarsa dejó en pie la oferta de dos de los tres oferentes para la obra de reversión del Gasoducto Norte, que permitirá dos hechos determinantes del 2024: por un lado, la posibilidad de eludir una crisis de suministros por la declinación de la producción en los yacimientos de Bolivia. Y por otro, la chance de llegar a Brasil en el corto-mediano plazo con gas de Neuquén utilizando las redes del país del Altiplano. Así Argentina llegaría hasta San Pablo, si es que hay un precio conveniente para el “peaje” que debiera pagar si aceptara el convite. (Dicho sea de paso, Brasil está dispuesto a financiar a través de su banco de desarrollo parte del tramo dos del GPNK, si se impone Techint-Usiminas en la compulsa.)

También esta semana lanzó la licitación para el tramo 2 del GPNK, Salliqueló-San Jerónimo (Santa Fe), que será un aliciente para la producción de shale gas pero también permitirá llegar a miles de nuevos usuarios residenciales e industriales con más gas y evitar el impacto de los imponderables del mercado mundial de modo más sostenido. Es la ecuación, en definitiva, que podría incentivar la acumulación de dividas para que, al mismo tiempo, comprar combustibles en el exterior cuando sea necesario no constituya un dolor de cabeza.

El MPN y la política que viene

En Neuquén, el MPN, el partido que continúa en el gobierno hasta diciembre, sigue jugando apoyos de modo cada vez más claros. El gobernador Omar Gutiérrez posó para la foto en el cónclave de gobernadores que implícitamente se jugaron por Massa. Esa imagen del jueves pasado contrastó con los profundos resquebrajamientos internos de Juntos por el Cambio. Neuquén fue a buscar obras de infraestructura a esa convocatoria.

Simbólicamente, no deja de ser la provincia que administra las concesiones sobre la formación Vaca Muerta (en la que se impuso Milei el domingo pasado). Hacia adelante, el gobernador electo, Rolando Figueroa, también dio algunas señales, si bien fue cauto. Tiene una muy buena relación con el candidato de Unión por la Patria (UxP), pero al mismo tiempo un sistema de acuerdos locales a los dos lados de la grita, y con referentes libertarios, que le impide jugar su mirada política de modo más contundente, si bien parte de su equipo trabajó para el acto de Massa en Neuquén realizado días atrás, y él mismo estuvo en la faceta institucional vinculada a la presencia del ministro de Economía en su paso por la provincia.

En paralelo, el secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neueuqén, Río Negro y La Pampa, Marcelo Rucci, que tendió puentes a uno y otro lado de la transición gubernamental en la provincia, puso en escena una vez más su mirada respecto de lo que se define en las eleciones nacionales. Ni más ni menos que el proceso de inversiones que permitió recuperar los miles de puestos de trabajo de empleados que estaban en su casa tras el parate de la pandemia, esa salida de la peor pesadilla que tuvo como impulso la recomposición de la demanda local (y mundial), el crecimiento de las exportaciones, la suba de precios producto de la guerra Rusia-Ucrania-Occidente, y la puesta en marcha de nuevas obras de infraestructura de gas y petróleo que permiten saltear varios cuellos de botella y muestra la foto de mayor producción histórica en 105 años.