Escenario en Latinoamérica

CEPAL fijó su postura sobre la transición energética

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) habló de la necesidad de contar con un nuevo ecosistema de gobiernos, inversiones dirigidas, y marcos regulatorios modernos en la región.

CEPAL fijó su postura sobre la transición energética
Incrementar la energía renovable en la matriz es clave para afianzar el proceso en la región
Incrementar la energía renovable en la matriz es clave para afianzar el proceso en la región

En el marco de la conferencia sobre Transición Energética en América Latina organizada por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), la CEPAL, a través de la División de Recursos Naturales, identificó las áreas de actuación en materia de energía, medio ambiente y cambio climático en la región donde 16,1 millones de personas no tienen acceso a la electricidad y 77 millones todavía usan leña y carbón.

Todos estos aspectos, según la CEPAL, se ven amplificados debido a los impactos de la crisis en cascada que aumentan la vulnerabilidad energética regional. Con una matriz energética predominante en petróleo y gas (67%), las energías renovables, a pesar de la reducción de costos, representan solo el 33% de la oferta. Actualmente la generación eléctrica en América Latina es 59% renovable, porcentaje mucho mayor que en otras regiones.

En este contexto, la propuesta de la CEPAL para una transición energética sostenible e inclusiva para los países de la región se basa en cinco pilares y se entiende como un proceso de trasformación sostenible del sistema energético que requiere un nuevo ecosistema de gobernanza, inversiones dirigidas y marcos regulatorios modernos y adaptación de las instituciones, a través de políticas públicas y programas con hojas de ruta.

Los cinco aspectos clave son: Incrementar la energía renovable en la matriz; universalizar el acceso a la electricidad basada en renovables y disminuir la pobreza energética; incrementar la eficiencia energética en todos los sectores de actividad económica, residencial y edificaciones; fortalecer la complementariedad, integración e interconexión entre los sistemas energéticos de la región; y aumentar seguridad y resiliencia energética regional ante choques externos.

El documento del organismo internacional resaltó las ocho políticas públicas para acelerar la transición energética regional, de las que se destacan: el impulso inversor (1,3% del PIB anual durante 10 años, que crearía 7 millones de nuevos empleos y reduciría las emisiones GEI en 31.5%); un nuevo ecosistema de gobernanza, participación y cooperación público-privada y comunitaria; y el desarrollo de las cadenas de valor de energías renovables (solar, eólica e H2V); entre otras.

 

 

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