Panorama político de Vaca Muerta

De la interna del MPN a la segunda visita de Alberto

Los partidos políticos calientan motores en Neuquén. La semana del sector energético quedó cruzada por la grieta nacional.

De la interna del MPN a la segunda visita de Alberto
Gutiérrez y Fernández (Loma Campana, octubre del 2020).
Gutiérrez y Fernández (Loma Campana, octubre del 2020).

 

En Neuquén, el MPN mueve las fichas hace meses. Villa El Chocón, ese puñado de casas y familias junto a la emblemática represa, reservará algunas claves de lo que viene en el corazón energético del país, hoy en pleno auge del capítulo Vaca Muerta. El oficialismo de la lista Azul encarnado por Jorge Sapag y Omar Gutiérrez hará la instalación de rigor: una búsqueda de consensos y acuerdos que terminarán con una gran foto en la que Marcos Koopmann, el vice que por ahora es el único que confiesa que quiere ser gobernador, acaso salga ungido el 30 de abril. Desde diciembre fatiga ese circuito que los candidatos suelen recorrer. La sumatoria de millas entre parajes, comisiones de fomento, y ciudades de toda la provincia, que legitiman a un aspirante entre el cúmulo de promesas, acuerdos, mates, asados y selfies, paso previo a la “madre de todas las batallas”, que, todos los saben, es la interna para gobernador y vice que ya se augura para noviembre, en plena previa de Qatar, no vaya a ser que el aparato se distraiga con la fase de grupos del Mundial 2022. Eso, por el lado del oficialismo, que también pergeña la posible forma de estar sin estar que encontrará Omar Gutiérrez encaramándose durante un período más en la presidencia del MPN.

Rolando Figueroa, el diputado nacional del MPN que le asestó una derrota a los azules en las PASO del 2021, sigue sin mostrar del todo las fichas. El legislador, que perjura a quien quiera oírlo que es el que mejor mide, podría tener que afrontar varias internas a la vez.

La ciudad de Neuquén en manos del intendente Mariano Gaido, con los pies dentro del plato de los azules, le impone el desafío doble de tener que ganar en el interior de la provincia, ese entramado de intendentes que dependen de los aportes directos del Ejecutivo, y al mismo tiempo torcerle el brazo a los votos que debieran responderle al jefe comunal, en pleno apogeo de la recaudación récord y otros recursos en la ciudad con más cantidad de electores. No es que no pudiera pasar. Pero pareciera difícil. El propio Gaido es uno de los que está en la línea directa para, llegado el caso, aspirar a la gobernación, pese a que acaba de respaldar a Koopmann.

Gutiérrez estuvo en Houston: alternó la buena nueva de un guiño a ese bastión petrolero que fue Rincón de los Sauces, donde ahora Chevron perforará en la formación Vaca Muerta, y con eso abrirá la puerta de una posible segunda vida para la ciudad que supo ser un emblema de la producción convencional en Argentina.

El gobernador tiene un año y medio para recuperar ese tiempo que le quitó la pandemia, dejar cierto sello (el de sostener y apuntalar la velocidad crucero de Vaca Muerta), y prodigarle a la agenda del partido provincial las buenas noticias que se desprenderían de un escenario propicio para quien surja como candidato, sea de su agrado o no. Después del abrazo con Figueroa en las elecciones pasadas, nadie puede endilgarle que no piensa que lo importante, al final de cuentas, es ese entramado político, económico y cultural, que en definitiva es el MPN.

En otro orden, las variopintas expresiones locales de Cambiemos, parecieron amilanarse ante la magnitud de la crítica. O algo así. Al menos por ahora, no se prenden: Mauricio Macri pasó casi sin solución de continuidad de jugar al bridge en Europa, a sacarse la foto con Donald Trump y arremeter con munición gruesa contra la política energética.

La crisis del gasoil y las demoras en el gasoducto fueron tierra fértil para el ex presidente que, a decir verdad, se fue de la gestión con un dólar petrolero a la baja, techo interno al Brent incluido, y con el gasoducto troncal frenado en medio de las incertezas del “reperfilamiento”.

Está claro: luego llegó ese período en el que casi nadie le conoció la voz al ex secretario Sergio Lanziani, y en el que desde YPF Guillermo Nielsen no pudo hacer lo que decía que había que hacer en Vaca Muerta, lo que implicó meses de una gestión anodina en el mejor de los casos, sumado a la pandemia, y a la guerra de trincheras a la que de a ratos se parece el “parcelamiento”, esa variante argenta de la convivencia de coaliciones que le abre una puerta a la no política. 

Se sumó Juan José Aranguren, el ex ministro de Energía de Cambiemos, y le respondió Pablo González, el presidente de YPF, que confesó en el prime time de la TV política argentina que, textuales palabras, se lo fumó dos años. 

Como sea, hubo también un operativo respuesta: el asesor presidencial Ariel Kogan, en medio del enrarecido clima que impera en el ministerio de Economía y el organigrama vinculado al sector energético, salió a defender a su coequiper, el secretario de Energía Darío Martínez, que claro que se juega una carta importante. Viene de imponer condiciones al parrillismo: en el peronismo neuquino están los que dicen que el senador aceptó el consenso que puso a Martínez cuatro años más como presidente del PJ provincial para evitar la foto de la derrota-catástrofe que soñaban varios de los que hoy apoyan al secretario. Para ellos fue saborear un triunfo en clave neuquina tras años del gran dedo de Oscar Parrilli definiendo candidaturas. Esto ocurre al mismo tiempo en que Martínez se muestra equidistante entre Alberto y Cristina (al margen de la crisis del “expediente” donde rechazó recortes a los fondos para comprar gas que expuso al ministro de Economía Martín Guzmán).

El capítulo final del culebrón energético entre Cambiemos y el Frente de Todos, llegó con una confirmación. Omar Gutiérrez, y no el peronismo neuquino, dio a conocer desde Estados Unidos la visita del próximo jueves 21 de abril a Loma Campana que hará el presidente Alberto Fernández. El argumento oficial es el lanzamiento del gasoducto Néstor Kirchner, el sistema de transporte que evitará al Estado argentino, desde el invierno del 2023 proponen las miradas más optimistas, seguir desangrándose en dólares en compras de gas natural licuado (GNL).

Lo hará desde Loma Campana (un bloque de shale oil), sobre la formación Vaca Muerta, que es el lugar donde YPF, en sociedad con Chevron, despejó dudas y empezó a escribir el actual ciclo de la historia no convencional en Argentina. La obra, determinante para el corto y mediano plazo del shale gas, en medio de la marejada macro, la crisis política, y la hecatombe mundial, pone un poco de perspectiva sobre la última década, cierto camino de desarrollo y el tipo de políticas que sería deseable que el país pueda sostener en el largo plazo.

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