Panorama político de Vaca Muerta

Vaca Muerta: la ley ómnibus, la queja de Neuquén y el gas del 2024

El proyecto fue visto por la provincia como un avasallamiento del rol que le delega la Constitución en los permisos y concesiones de Vaca Muerta. El suministro del gas para el norte del país es una clave del sector energético en el próximo año.

 Vaca Muerta: la ley ómnibus, la queja de Neuquén y el gas del 2024
Bandurria Sur, bloque de shale oil (Vaca Muerta).
Bandurria Sur, bloque de shale oil (Vaca Muerta).

La última semana del año en el sector energético estuvo signada por los alcances del proyecto de ley ómnibus del gobierno del presidente Javier Milei y la queja que generó en Neuquén en torno a la potestad de los recursos petroleros. El proyecto, como se informó, colisiona con los atributos de las provincias, establecidos por la Constitución y la denominada Ley Corta, en torno al andamiaje legal sobre permisos y el control de las concesiones hidrocarburíferas.

Es, en buena medida, lo que ejerció Neuquén en Vaca Muerta, sin cuyo rol no se entendería el posicionamiento de los recursos no convencionales desde finales de la primera década de los años 2000.

El artículo 298 del texto enviado al Congreso es el que genera más diferencias. De acuerdo al proyecto, sería una facultad del Ejecutivo nacional, entre otras, “otorgar permisos, concesiones y autorizaciones” en el segmento oil and gas.  

El marco regulatorio que envió Nación a Diputados motivó una rápida reacción del gobierno provincial, que lo consideró un “avasallamiento” normativo. Parte de lo más extraño fue la explicación que recibió el gobernador Rolando Figueroa: un “error de redacción” que sería modificado en el texto que finalmente se ponga a consideración de los legisladores nacionales.

La promesa desactivó la puesta en marcha de un posicionamiento en conjunto con el resto de las provincias productoras de petróleo y gas.

Es una tensión recurrente. Hay antecedentes, también, en la gestión anterior del gobierno nacional. Y cada tanto pone en escena el cúmulo de situaciones que Neuquén ve como intentos de avance de las administraciones centrales. En el debate de la ley de inversiones del sector hidrocarburífero, uno de los marcos legales que buscó impulsar el gobierno de Alberto Fernández, la provincia también puso el grito en el cielo porque establecía que la secretaría de Energía era el ámbito competente para las concesiones y permisos en el sector oil and gas.

Luego ese proyecto no prosperó en el Congreso. Pero fue uno de esos nuevos precedentes en los que Neuquén y otras provincias productoras buscaron poner límites. Sin ser lo mismo, las tensiones se reiteran respecto de la administración de las hidroeléctricas cuyas licitaciones empezaron a finalizar este 2023.

En pleno camino de la ley ómnibus en el Congreso, fue uno de los puntos de disidencia que marcó Neuquén. La semana anterior ya había motivado su oposición a la reversión de Ganancias y a las retenciones en el 15 por ciento para el sector oil and gas que el Estado nacional buscaba fijar. Finalmente, quedarán en el 8%, tal como lo había planteado la administración provincial al expresar que un salto de la alícuota podría ser un escollo para la llegada de nuevas inversiones.

Al mismo tiempo, la provincia marcaba las formas del debate necesario ante reformas estructurales, apuntando a una discusión en el Congreso para las modificaciones que impone el DNU del presidente Javier Milei.

 

El año de los récords y las obras pendientes

El final del 2023 sigue marcando un período de crecimiento excepcional. Casi con periodicidad mensual, Vaca Muerta fue imponiendo en la agenda una seguidilla de marcas históricas. La última, el mes pasado: por primera vez Neuquén llegó a 365 mil barriles diarios de crudo de producción en promedio. Las obras de ampliación del transporte (Oldelval; Otasa) permitieron esa aceleración inédita, que reporta ingresos frescos en dólares para Argentina (el 30% de la producción de Vaca Muerta sale al exterior) y sustenta un nivel de regalías para la provincia que establece que el 40% de sus ingresos provengan de las regalías.

Ese crecimiento marca el camino también para el gas, con un escenario diferente por los matices que imponen las obras que permitirían apuntalar la demanda para el próximo año. La nueva integración de Enarsa, con todo, dio una buena señal respecto de la reversión del Gasoducto Norte, que es una clave para el suministro de un puñado de provincias del norte para el invierno próximo, en medio de la declinación que impone la producción de Bolivia. Queda por ver cuál es el ímpetu definitivo para terminar esa obra, que le permitiría al Estado nacional el ahorro de cientos de millones de dólares en importaciones de GNL. Acaso uno de los frentes de mayor urgencia que afronta la gestión de Energía hacia el 2024.

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