Panorama político de Vaca Muerta

Gaido, el intendente que es clave para el MPN en la elección de Vaca Muerta

Conduce la capital neuquina, el distrito con más votantes de la provincia y va por la reelección. El partido provincial profundiza la campaña en la ciudad en la recta final.

 Gaido, el intendente que es clave para el MPN en la elección de Vaca Muerta
Gaido apunta a la reelección para el MPN.
Gaido apunta a la reelección para el MPN.

Una parte sustancial del comicio del 16 de abril en Neuquén está atada a lo que ocurra en la capital provincial, donde se concentra el 40% del electorado. La ciudad cabecera de la Confluencia (Neuquén-Plottier-Centenario-Senillosa-Cutral Co) hoy asoma como un bastión del MPN. Pero no siempre fue así. El partido neuquino recuperó la intendencia en el 2019, tras 20 años, de la mano de la actual jefe comunal, Mariano Gaido.

Fue un recambio de signo político en la administración, luego de los dos últimos períodos del fallecido Horacio “Pechi” Quiroga (totalizó cuatro), que había delineado su poder político desde el municipio neuquino, convirtiéndose en una referencia opositora con la llegada de los años 2000, con un paso por el kirchnerismo y luego integrando el núcleo radical de Cambiemos a nivel nacional.

El actual intendente comenzó su carrera política como director de prensa de Claudio Silvestrini, ministro de Hacienda del ex gobernador Jorge Sobisch en el período 2003-2007. Tras cumplir ese rol por la administración provincial comenzó a formar parte de cierto recambio dirigencial que, con matices, terminó integrado al actual esquema de conducción del MPN, si bien con casos muy diferentes y de distinto peso específico y relevancia. (Por ejemplo, la tríada Jorge Sapag-Omar Gutiérrez-Guillermo Pereyra delimita el poder político desde hace al menos dos décadas.)

Entre el 2011 y el 2015, Gaido fue parte del segundo mandato como gobernador de Sapag. Allí se desempeñó como subsecretario de Gobierno, luego alcanzó el cargo de ministro de Desarrollo Social, para recalar después en la conducción del ministerio de Gobierno y Educación.

En todo ese período absorbió -y lidió- con los frentes conflictivos de Neuquén, una provincia con una intensa actividad del arco sindical, de organismos de derechos humanos, y en los períodos de crisis, con una fuerte impronta de la izquierda abroquelada en organizaciones sociales.

Las interminables negociaciones con los sindicatos (ATE y los docentes de ATEN, principalmente) asoman a la distancia para el intendente como una suerte de especialización en tiempo real, uno de esos contextos en los que hundió “los pies en el barro”. Dando muestras de una de las agendas más amplias y menos prejuiciosas de la política neuquina, fue normal que pasara a continuación a la primera gestión de Gutiérrez como gobernador (2015-2019), esta vez reconvertido en ministro de Trabajo, Desarrollo Social y Seguridad. Carteras preponderantes en momentos en los que Vaca Muerta empezaba a arrancar, pero no descollaba por su impacto presupuestario de modo tan notable.

En 2019, cuando pese a ser un joven dirigente había acumulado la suficiente cantidad de horas gestionando algunos de los temas más conflictivos de la provincia, el establishment político del MPN, Sapag y Gutiérrez, le otorgó la responsabilidad de recuperar la confianza de un electorado que le había sido esquivo al partido provincial en la capital.

Ya sin Quiroga como ese líder histórico que modificó la fisonomía de la ciudad, “Mariano” obtuvo un triunfo para el MPN en la ciudad que hoy es el principal desvelo de la mayoría de los candidatos a gobernador. 

El nuevo intendente, al que algunos consideran el “más peronista” de los dirigentes que conforman la mesa chica del partido provincial, puso en escena todo su pragmatismo. Continuó con parte de las ideas de su antecesor, a quien suele reivindicar respetuosamente, y aceptó el desafío de medirse en la gestión diaria con esa figura emblemática de antaño. (Después de todo, la ausencia de “Pechi” es casi tan notoria como su presencia en los días de gobierno, si se contempla la falta de liderazgo en la oposición de la ciudad desde su fallecimiento.) Esa apertura -y mirada política- se plasmó en la integración de parte del quiroguismo a cargos de relevancia en la Municipalidad. (También se traducirá en los comicios de abril con una lista colectora, Confluencia Neuquina, que lo respaldará.)

El actual jefe comunal tuvo un segundo logro electoral luego de recuperar la capital: ganó las elecciones de medio término en el 2021, con un contundente triunfo en las legislativas que renovaban el Concejo Deliberante. En ese mismo movimiento, quedó posicionado como un candidato automático para la sucesión de Gutiérrez. Según se sabe, un mix de cuestiones familiares y de mirada estratégica a futuro del MPN, habrían tallado en la postergación de su eventual candidatura a gobernador este año, que quedó para el actual vice, Marcos Koopmann.

Gaido redobló la apuesta por la capital. Buscó continuar con eso que había dado resultados: la obra pública y la gestión de esa compleja y diversa trama de asentamientos, necesidades de infraestructura y crecimiento constante en que está inmersa hace décadas la capital provincial.

Había recibido un municipio con las cuentas ordenadas. Y tuvo el viento de cola de las regalías crecientes de Vaca Muerta, de las cuales la capital neuquina recibe la mayor proporción en función de los indicadores de coparticipación provincial. Hizo suya la mirada de desarrollar la ciudad de “cara al río” (el Limay y el Neuquén), incorporó una ampliación del ejido municipal de 8000 hectáreas. Y supo desde el vamos que tenía dos grandes frentes ante los que rendir examen: elaboró un discurso y mostró resultados agiornados a los sectores más conservadores que hasta el momento le venían dando la espalda al MPN en la ciudad, junto con respuestas en vivienda y regularización y acceso a tierras para los miles que sobrellevan las asimetrías y los elevados valores de una de las plazas inmobiliarias más caras del país.

En esos atributos de gestión, y en un discurso que busca instalarse en el medio del pensamiento político, pero con una forma de comunicar directa y más “joven”, el MPN trata de obtener en la capital un espaldarazo sustancial que le permita, también en las elecciones provinciales, capitalizar este respaldo en la suma total de votos.

Koopmann, Gutiérrez y Gaido vienen participando de convocatorias multitudinarias en la capital en esta última semana, en plena cuenta regresiva para los comicios del 16. Es un tándem de conveniencia propia, que busca ser identificado como un único motor en el distrito de mayor incidencia en el padrón provincial.

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