Integración energética

Argentina, ¿atrapada sin salida?

Alvaro Ríos Roca, Socio Director de Gas Energy Latina y ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia, opina que las inversiones en transporte son claves para llevar el gas de Vaca Muerta a Brasil y no ceder ante el costoso mercado de GNL, hoy encarecido aún más por la guerra entre Rusia y Ucrania.

Argentina, ¿atrapada sin salida?

Atrapado sin salida es una película basada en un libro de Ken Kesey. Y forma parte de las tres únicas películas que han obtenido los 5 premios Óscar principales: mejor película, director, actor, mejor actriz y mejor guión.

Más allá de la línea argumental de la película, la narrativa circular que muestra el film tiene algunos puntos en común con la encrucijada que hoy vive el sector energético argentino, que no puede salir de esa suerte de círculo vicioso en la toma de decisiones, y esto sin duda tiene efectos colaterales en el mentado proceso de integración energética que hoy brilla por su ausencia.

La comparación hecha por Alvaro Ríos Roca, Socio Director de Gas Energy Latina y ex secretario ejecutivo de OLADE, sirve de ejemplo para describir el presente del mercado local y lo que se necesita para el mercado regional.

 

Álvaro Ríos.

Ahora, pues bien, el presidente brasileño Jair Bolsonaro quiere gas argentino: ¿Por dónde lo debe llevar? Esta es la pregunta que se hace el ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia y actual socio director de Gas Energy Latin América, quien disertó sobre este tema en diversos foros y congresos internacionales.

"El mercado de gas natural en Brasil está bajo una profunda y avanzada reforma. Lo anterior para dejar atrás el secante monopolio que ejercía Petrobras en toda la cadena, lo cual resulto devastador en los precios. Basta resaltar que un usuario industrial en Estados Unidos pagaba entre 3 a 5 dólares por millón de BTU, uno en Italia (con gas importado) entre 7 a 9 dólares por millón de BTU y paradójicamente uno en Brasil entre 9 a 12 dólares por millón de BTU", explica.

 Y señala que "ahora el sector de gas natural se prepara para que Petrobras salga totalmente de todos los eslabones de la cadena y se dedique a comercializar gas que produce".

"Asimismo,- aclara- está terminando de privatizar casi todos sus activos. Esto le quita su rol de agregador o de mayorista que ejercía en el pasado y que ahora el presidente Bolsonaro quisiera tener bajo la manga para poder traer gas desde Argentina por el sur, como veremos más adelante".

En el medio de todo esto la situación se agrava porque, en opinión del especialista, "todos conocemos que la capacidad de producción de Bolivia de gas natural está en franca declinación y que Brasil necesita reponer estos volúmenes, y más aún crecer en su demanda con las reformas que se está introduciendo con fuentes alternativas de suministro de gas natural".

Brasil hoy tiene la opción de gas de Presal. Este es un gas asociado al petróleo, que tiene condiciones de suministro con escasa flexibilidad, muchas veces con alto contenido de dióxido de carbono.

"La producción está muy lejos de la costa y se necesitan fuertes nuevas inversiones resultando en costos de transporte elevados. La otra opción es que pueden optar por más GNL importado como lo viene haciendo. A la fecha existen 5 proyectos de regasificación en funcionamiento, 4 con FID para arrancar entre 2022/2023 y 7 proyectos en estudio", relata
La capacidad de regasificación a finales de 2023 será de 158 millones de metros cúbicos día. Esto comparado con la capacidad de transporte que se tiene desde Bolivia de 30 metros cúbicos diarios (19%). Impensable solo una década atrás.

"La otra alternativa- advierte Alvaro Ríos Roca- es el gas ya descubierto en Vaca Muerta y que con la explotación eficiente y de escala puede lograr más bajos costos de producción como ya se ha demostrado. Hay dos opciones para llegar con este gas de Vaca Muerta a Brasil. Una es por el sur (Uruguayana) con dantescas nuevas inversiones en infraestructura de transporte cercanas a los 4.500 millones de dólares".

 

 

En más de un artículo, el Socio Director de Gas Energy Latina, ha señalado que la opción económica, razonable, oportuna y que requiere inversiones incrementales mucho menores es moviendo el gas hacia el norte desde Vaca Muerta y usando infraestructura que irá quedando con capacidad ociosa en Bolivia y Brasil.

 "Con inversión de alrededor de 500 a 600 millones de dólares se puede revertir y aumentar capacidad al TGN en el norte argentino. Al final de cuentas los campos del norte en ese país están declinando y la capacidad de entrega de Bolivia es cada vez menor. El TGN ser revertirá más temprano que tarde de una u otra manera. Y si nos portamos más astutos y se logra almacenamiento de gas subterráneo en Bolivia se puede jugar con suministro eficiente y optimizar la demanda de pico de invierno de Argentina con la demanda eléctrica en Brasil", grafica.

Y enfatiza. "Si no actuamos en esa dirección y oportunamente el gasoducto Bolivia-Brasil en el lado de Brasil se revertirá parcialmente y el mercado quedará en manos del competitico GNL y el gas de Presal. Los ductos de Bolivia Gasyrg, Yabog, GTB y GOB no recibirán ingresos por transporte y finalmente la Argentina no recibirá ingresos por venta de gas al creciente mercado brasilero y también aprovecha para llevarlo al norte de Chile. ¿Se lo cederemos al GNL así de fácil?".

Para Alvaro Ríos Roca es hora de actuar: "Un rápido costo beneficio es que la región dejaría de percibir en 10 años 3.000 millones de dólares en transporte de infraestructura ya construida y Argentina dejaría de percibir casi 10.000 millones de dólares en venta de gas y transporte de gas, cediendo gran parte al GNL importado"


Más mercado y menos regulación

"Tras meses de congelamiento, los combustibles en Argentina se ubican entre los más baratos de la región. Tomando en cuenta la cotización marginal, nuestro país se posiciona como segundo en la escala regional, tan sólo por detrás de Venezuela, y duodécimo a nivel mundial. Los precios en el surtidor están desfasados en un 70%, aproximadamente", explica.

En opinión del especialista, existe una disociación importante en el mercado de combustibles entre costos y precios lo que redunda en una pelea entre refinadores, productores, consumidores y gobierno. "Oficialismo y oposición deberían ponerse de acuerdo en un aumento gradual de precios. El país necesita más mercado y menos regulación", dispara.

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