La visión de la compañía en el shale neuquino
YPF y su nueva agenda de crecimiento en Vaca Muerta
Las cifras de la principal operadora en los primeros diez años de la formación ayudan a prever el camino que falta por recorrer para el esperado desarrollo masivo de la formación.

Vaca Muerta se prepara para el nuevo paso de crecimiento, y con ella las operadoras también buscan adecuar y mejorar sus desempeños en el terreno para ganar la competitividad que requiere el desarrollo masivo de la formación de los próximos años. Así como lo hiciera desde una década atrás, YPF se manifiesta dispuesta a intentar liderar la nueva etapa, a la luz del camino recorrido en el conocimiento de la formación.
Algunas cifras permiten reseñar el aprendizaje acelerado que se dio en el no convencional neuquino con respecto a otras cuencas de los Estados Unidos, y a la vez entender que tan cerca o lejos se está del nivel óptimo de competitividad.
Ya de por si, el no convencional local se diferencia de las cuencas del norte por el contenido orgánico (carbono orgánico total - TOC) presente en Vaca Muerta con valores que van del 3 al 10%, por encima del 3% promedio de Estados Unidos. Pero la ventana productiva tiene, además, mayor espesor y una presión mayor, lo que hace que la energía disponible para explotar el recurso sea mayor y sea más fácil sacar el petróleo y el gas, explican en las compañía.
Pero más allá de las condiciones geológicas, la historia reciente reconoce algunos hitos de desarrollo. Hasta 2016, el 90% de los pozos los perforaba YPF. Esa inversión inicial para desriskear la hizo la empresa nacional con algunos pocos socios internacionales, pero a partir de entonces cambió de paradigma, avanzó con menos pozos pero que pasaron a ser horizontales y de mayor productividad. Eran tiempos en que se superaban casi en simultáneo los desafíos de contar con profesionales técnicos y operarios capacitados, una interacción ordenada con las comunidades y el medio ambiente, resolver las fuentes de acceso al agente sostén y la arena para la productividad de la fractura, disponer las facilities para tratar y evacuar el gas y petróleo y hacer todo eso viable bajando los costos y aumentando la productividad.
Tras diez años en que YPF estuvo muy focalizado en su hub core -la zona que tiene áreas como Loma Campana, Bandurria Sur y La Amarga Chica-, la compañía fue mejorando su desempeño en referencias como el costo de pozo sobre la acumulada de fin de vida útil. Así, bajó de una brecha de 150% al orden actual del 19%, comparado con las principales operadoras en Permian que tienen una operatividad de 200 a 300 pozos por año, que es a donde quiere llegar YPF.
Esa mejora de performance fue mucho estudio y conocimientos que permitieron reconocer la equivocación inicial de insistir con los pozos verticales y hasta tomar la decisión de migrar a los horizontales. Hoy, las operaciones llegan a un promedio por arriba de los 3.000 metros de rama lateral, con pozos que llegaron hasta los 4.500 metros de longitud, con promedio de 50 etapas por pozos y récord de casi 70 fracturas.
En la actualidad las operaciones de YPF tienen un promedio de velocidades de 8 etapas por día cuando en 2018 estaba en torno a 2, y se ganó experiencia en geonavegación de pozos que se realiza hasta los 3 kilómetros de profundidad y luego los 4 kilómetros de rama horizontal en una franja de la altura de una habitación, con una certeza de 97% de navegación en la capas de mayor contenido orgánico y productividad.
De 2016 a la actualidad, la brecha con las mejores compañías aumentó un 100%, al pasar de un 25% arriba a un 50% arriba en productividad, lo que se logra eligiendo las mejores zonas, una mejor geonavegación y diseños de estimulación mucho más eficientes.
El costo por pozo reconoce desde 2016 una brecha de más de 200% y la empresa logró bajarlo al 80%, y si bien aún está lejos del costo pozo de Estados Unidos, el mercado en la Argentina es 20 veces a uno el del país cuna del shale. Allá hay 600 equipos de perforación y en Vaca Muerta hay 30, además del contorno macroeconómico que hace que la industria tenga la chance de mejorar en cuanto las condiciones lo permitan.
En cuanto a las facilities que acompañaron ese desarrollo, YPF lleva invertidos más de US$ 2500 millones en plantas de tratamiento de gas y crudo, de arena y logística de transporte en el período de 2013-2022, y sigue avanzando en la construcción de la infraestructura necesaria para asegurar el próximo paso de crecimiento incorporando tecnología. En este último punto, la empresa también busca liderar el proceso ya lanzado de incorporar innovación y desarrollo ya no para adaptar las tecnologías disponibles en otras formaciones del mundo, sino pensándolas exclusivamente en las necesidades ya conocidas de la roca Vaca Muerta.
Con estos objetivos a la vista, la petrolera se propone hacer valer su peso con 49% del acreaje de Vaca Muerta -entre operado y no operado- que en la actualidad le permiten una producción de 170.000 barriles de petróleo y 17 millones de m3 de gas diarios. Esos volúmenes representan el 45% del total que produce la compañía en la Argentina, pero además lo posiciona como operador con el 58% de la producción de shale oil y el 20% del shale gas.