China podría reclamar concesiones en proyectos de litio en Argentina, a cambio de financiamiento

Durante la última semana el ministro de Economía, Sergio Massa, mantuvo negociaciones con representantes del Gobierno de China y las principales empresas del gigante asiático. Entre otros aspectos, se buscó ampliar el uso de yuanes del swap de monedas y flexibilizar el acta constitutiva del banco de los Brics para que solvente las importaciones desde Brasil.

Luciano Bolinaga, director del Centro de Estudios de Asia de la Universidad Austral analizó los aspectos más relevantes de esa visita que generó más expectativas que resultados.

 “La inflación de nuestro país es una situación sumamente preocupante. Es por este motivo que desde el Ministerio de Economía salen a buscar mayor financiamiento. En este caso puntual, lo que se está tratando de buscar, además, es inversión china, puntualmente en el sector energético. Y esto no hay que perderlo de vista porque, si bien está la inversión en el gasoducto, el producto que más le interesa a China es el litio, que incrementó 200% en su exportación. Y le interesa porque es el recurso que necesita para la producción de baterías de celulares, notebook, etcétera”, explicó.

Y remarcó que “en las provincias de Salta y Jujuy, China compite fuertemente con otras dos potencias asiáticas: Corea del Sur y Japón. En este sentido, una de las hipótesis es que China podría buscar tener concesiones especiales sobre ambos países en el sector del litio, a cambio de financiamiento”.

“El swap es un intercambio de monedas para no recurrir al dólar, y, de esta manera, podemos pagar productos que importamos de China con yuanes, como se da en este caso puntual. Esto suena sumamente atractivo porque nos saca de encima el grave problema que tiene la Argentina, sobre todo en esta última década, pero acelerada por supuesto en estos últimos dos años, que es la pérdida de divisas. Pero, por otro lado, y esto es lo que no se está diciendo, es que al mismo tiempo nos ata a China como proveedor de importaciones, porque a otro país yo no le puedo pagar yuanes, sino únicamente a China”, razonó.

Y agregó: “Por un lado, facilita las importaciones, pero nuestro gran problema con China es que tenemos un déficit comercial estructural. Desde el año 2008 hasta el presente, la balanza con China es deficitaria, y ningún gobierno ha podido revertirlo: Argentina acumuló un déficit de más de U$S 70.000 millones con China entre 2008 y 2022. Entonces, en este contexto de ampliar un yuan, es probable que Argentina incremente las importaciones, mientras que las exportaciones a China continúen prácticamente estancadas. Con lo cual, seguiremos teniendo o incluso ampliando este déficit estructural".

El lado positivo para Bolinaga es que "vamos a poder traer insumos". Pero advirtió que "el problema estará en la posibilidad de generar manufacturas para poder exportar a terceros países y así incrementar el nivel de divisas. Para ejemplificar, existe un doble problema con China y que también lo tiene Brasil: A medida que el país asiático se consolidó como socio comercial de Brasil y de la Argentina, comienza a desplazarnos a nosotros como proveedores del otro socio. Para que se entienda mejor, Argentina pierde el mercado de Brasil porque lo ocupa China, y Brasil pierde el mercado de Argentina porque lo ocupa China. Lo mismo sucede con Uruguay. Es decir que existe un deterioro productivo del Mercosur producto de la mayor presencia de China”.

“Como beneficio Argentina podría acordar con Brasil, a quien ya no le tendríamos que pagar en dólares, sino con reales. En ese sentido, es muy positivo el acuerdo. Sin embargo, debemos ver más allá del acuerdo. La clave central está en la política de exportación que tengamos de acá a los próximos dos años, ya trascendiendo lo poco que le queda a este gobierno”, señaló.

El director del Centro de Estudios de Asia de la Universidad Austral opinó que “China es la principal potencia de Asia que invierte en nuestro país, pero también que es importante destacar que Asia como continente se haya convertido en el destino más importante de nuestras deportaciones después de América. Desde el 2007 en adelante, Asia supera a Europa como destino de nuestras deportaciones. Esto nos da la pauta de que, en lugar de seguir dándonos la cabeza contra la pared por un acuerdo con la Unión Europea, nuestra política como nación tiene que mirar a Asia, porque la demanda de los productos es mucho más dinámica y se complementa con nuestra oferta exportadora”.