Experiencia IDEA Transición Energética

Gerold destacó el presente de Vaca Muerta y anticipó el déficit del 2022

El consultor ponderó el fuerte crecimiento de la producción no convencional y su competitividad. Observa un déficit de la balanza energética de u$s 4700 millones.

Gerold destacó el presente de Vaca Muerta y anticipó el déficit del 2022
Gerold, en su exposición en Neuquén.
Gerold, en su exposición en Neuquén.

El sector energético representa en la Argentina el 7% en el PBI, es como tal un gran dinamizador del empleo al generar un puesto de trabajo indirecto por cada directo y contribuye a un nivel bajo de emisiones respecto a la media mundial, pero por la falta de abastecimiento local este año podrá significar un déficit de US$ 4.700 millones por la volatilidad internacional de precios. Así lo planteó hoy el consultor Daniel Gerold al participar de Experiencia IDEA Transición Energética que se desarrolla en la ciudad de Neuquén.

“Para que haya una economía en crecimiento hace falta una energía en crecimiento, las correlaciones son claras y es bastante evidente en países en desarrollo que depende en un 86% de los hidrocarburos como los países de Europa, los Estados Unidos y del Sudeste Asiático, pero la Argentina tiene la enorme diferencia de que casi no consume carbón y el 56% es gas natural, una composición que tienen muy pocos países”, reseñó Gerold en su presentación.

Como parte de ese contexto, señaló que el sector energético implica el 7% en el PBI de la Argentina, del cual la explotación y producción de gas y petróleo es el sector mas relevante, con una importancia central en el empleo que supera claramente a la media privada. Pero al sumar  todas las actividades indirectas vinculadas, no solo en las provincias productoras sino en todas las regiones, la relación es de seis empleos por cada puesto directo, a lo que sumó las condiciones de inversión de esta industria que llevó a Vaca Muerta en los últimos 10 años unos US$ 25.000 millones.

Gerold explicó que la producción de petróleo como la de gas natural “tuvo en los últimos 18 meses una recuperación que pocas veces se vio, al pasar del cierre de la pandemia a récords de producción, fruto básicamente del shale oil con niveles de producción bastante saludables pero lejos de los 830.000 barriles por día de 1998”. En ese sentido reafirmó: “Hay un largo trecho para recuperar las condiciones y desarrollo con mejoras en la productividad y la producción, con un dinamismo muy importante que hace que las provincias petroleras estén florecientes”.

Pero en gas natural no convencional también advirtió “un crecimiento rápido y relevante” que permite saltos de producción importantes por “la ganancia de productividad tan relevante que posiciona a la Argentina al nivel de los mejores plays. Hubo un aprendizaje muy rápido especialmente después de la pandemia donde posicionan al sector en el top de lo que se puede buscar en los Estados Unidos y que conforma un intangible muy importante del país”.

En otro tramo de la charla, consideró que es de esperarar que “los precios de la energía se mantengan probablemente altos en los próximos años, porque la transición energética que tiene un punto de llegada con mucho consenso, tiene también caminos que se bifurcan y son complejos, lo que provocó una retracción en la inversión internacional muy relevante desde hace varios años”.  Por eso avizoró que “van a sostenerse los precios del petróleo y la energía en niveles suficientemente altos como para que la industria pueda desarrollarse en el país”.

A esas condiciones del mercado global, resaltó que el país “no sólo tiene cotos más bajos de abastecimiento” que otras economías, sino que “dentro de la canasta de composición de su matriz está bastante bien en temas relativos porque el gas es el que menos emite y es el que más consume la actividad local”.

Pero a pesar de que para el grado de desarrollo de la Argentina el nivel de sus emisiones es relativamente bajo, es necesario “compatibilizar la transición energética con el desarrollo económico, un tema que requiere discutir cuál es el costo real de esa transición en un país con niveles de pobreza importantes, donde no se paga la energía lo que realmente cuesta sino el 20%, lo que conforma un punto central de la agenda de discusión”.

Finalmente, el analista destacó el rol del sector energético en “resolver el mayor problema financiero que es la restricción de dólares” al destacar que en la actualidad cuando se disparan los precios internacionales y no hay abastecimiento suficiente para acoplar su demanda, se dispara el peso de las importaciones energéticas. “Este año derivado de la reactivación económica y la consecuente mayor demanda de importación, la balanza comercial se vuelva altamente negativa. En la pandemia fue positiva, el año pasado fue moderada con un rojo de US$ 600 millones pero ahora se advierte que se encamina a los US$ 4700 millones este año. Si bien no vuelca al país le produce una restricción bastante relevante y desde que la balanza energética se tornó fuertemente negativa el pais dejó de crecer”.

 

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