Argentina y la energía nuclear

Cómo es el plan para duplicar la capacidad nuclear instalada

La construcción de Atucha III podría comenzar a inicios de 2023, y en 8 años duplicar la capacidad instalada de todo el sector nuclear argentino.

Cómo es el plan para duplicar la capacidad nuclear instalada
Argentina también apuesta a la energía nuclear.
Argentina también apuesta a la energía nuclear.

Nucleoeléctrica Argentina (NASA) es la empresa a cargo de la operación de las tres centrales nucleares en funcionamiento en el país Atucha I, Atucha II y Embalse, y de la comercialización de la energía que producen. Pero desde 2020 volvió a tomar en sus manos la responsabilidad de llevar adelante la ejecución del Plan Nuclear que le permitiría al país, a lo largo de la próxima década, duplicar la actual capacidad de generación. 

El 1 de febrero último, Nucleoeléctrica y la Corporación Nuclear Nacional China (CNNC) firmaron el contrato para la construcción de Atucha III, un reactor de 1200 MW y una vida útil inicial de 60 años que se instalará en el Complejo Nuclear Atucha en la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires. El proyecto supone una inversión de US$ 8.300 millones y permitirá incrementar en más de un 60% la generación eléctrica de origen nuclear.

Se trata de una central Hualong que utilizará uranio enriquecido como combustible y agua liviana como refrigerante y moderador, una tecnología que la Argentina no domina y que podría encontrar en este proyecto ese gran aporte al desarrollo nuclear local de larga experiencia. Para el inicio de obra previsto para comienzos de 2023, ambas empresas deberá definir el contrato comercial por el cual China aportará el 85% de la inversión, aunque NASA negocia por estos meses la posibilidad de que ese financiamiento se extienda al 100%, atento a las limitaciones de la macroeconomía.

El contrato EPC prevé la provisión de la ingeniería, construcción, adquisición, puesta en marcha y entrega de una central del tipo HPR-1000, de la cual China es el desarrollador a partir de la experiencia que recogió con centrales que construyó de tecnología nuclear de Canadá, Francia, Estados Unidos, Rusia y Corea, y de la que tiene quince en funcionamiento y construcción.

Atucha III será entonces la cuarta central argentina, y las obras requerirán la creación de más de 7.000 empleos durante el pico de obra, 700 empleos fijos para su operación y una integración aproximada del 40% con los proveedores nacionales, en un modelo modificado durante la gestión Cambiemos por cuestiones presupuestarias, ya que la obra se iba a realizar mediante un consorcio a conformar entre NASA y CNNC, y ahora será mediante una adjudicación llave en mano.

Pero aquellos cambios también incluyeron la baja del proyecto para la construcción de una quinta central nuclear, de tecnología Candu como las tres que la Argentina tiene en operación en la actualidad, y que es ampliamente dominada por la capacidad nuclear local. Tras el cambio de gobierno, Atucha IV o el nombre que reciba ya que no tiene prevista aún una localización posible tras la frustrada idea de construirla en Río Negro, volvió a estar en el Plan Nuclear y como tal sumaría otros 700 MW, superando con ambas obras los 1763 MW actualmente disponibles.

El desarrollo de este proyecto de uranio natural y agua pesada permitirá al país afianzar su conocimiento y experiencia en la tecnología Candu, además de consolidar el capital tecnológico construido durante la finalización de Atucha II y la extensión de vida de la Central Nuclear de Embalse, así como el fortalecimiento de la cadena de abastecimiento; permitiendo a futuro la construcción de otros módulos a menor costo e incluso la exportación de esta tecnología.

Pero Nucleoeléctrica tiene en sus planes inmediatos otro desafío. La licencia de operación para Atucha I emitida por la Autoridad Regulatoria Nuclear finaliza en 2024, marcando el final de su primer ciclo de vida útil. Desde el año 2006 se comenzaron a realizar los estudios necesarios para evaluar el proyecto de extensión de vida y se concluyó que Atucha I podría generar energía limpia y segura por dos décadas más.

La parada de reacondicionamiento tendrá una duración de 2 años a realizarse entre 2024 y 2026 e implica una inversión de U$$ 450 millones, a financiarse con un préstamo del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, y cuyo repago se contempla afrontar con la venta de energía que produzca en los primeros años de su extensión, mediante la creación de un fideicomiso administrado por el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE). Este reto de desarrollo tecnológico prevé la creación de 2.000 puestos de trabajo directos e indirectos y la generación de oportunidades para proveedores nacionales calificados para las tareas de construcción y fabricación de componentes, y la consolidación de un servicio de exportación para la decenas de centrales de su tipo instaladas en el mundo.

La Central Nuclear Atucha I inició su construcción en junio de 1968 y se convirtió en la primera central nuclear de potencia de América Latina, al ser conectada al Sistema Eléctrico Nacional en marzo de 1974, y la calidad de su desarrollo le permitió superar en un 40% su capacidad inicial de generación prevista.

Las centrales nucleares en el país baten sus récords de generación año tras año. Durante 2021, Atucha I, Atucha II y Embalse generaron 10.169.694 MWh, con un factor de carga total de 71,50%.

De esta forma, la generación del último año ubicó a Nucleoeléctrica en el sexto lugar dentro del ranking de grupos empresarios generadores de energía, con el 7,17% del total producido. 

En tiempos de acelerada transición energética, la generación nuclear está en un momento de revalorización global por su capacidad de ofrecer energía eléctrica limpia de base (pueden generar todo el día de manera confiable). Tan sólo en el país, permitió ahorrar en 2021 la emisión de 4,7 millones de toneladas de CO2 al ambiente, un ejemplo de que estas centrales pueden ocupar un lugar clave en la lucha contra el cambio climático.

 

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